Renovada la certificación IFS en el Centro Hortofrutícola de Tudela
El CHT lleva desde 2017 superando las auditorías que preceden a la obtención del certificado

El Centro Hortofrutícola de Tudela ha logrado de nuevo la certificación IFS (International Featured Standards) tras aprobar con nota una exhaustiva auditoría. IFS es el estándar de calidad y seguridad alimentaria más reconocido a nivel mundial en la producción de alimentos. Se trata de una certificación que las empresas de la gran distribución exigen a sus proveedores y que garantiza que las instalaciones, los equipos, los procesos de fabricación y los equipos de gestión de calidad de una empresa cumplen los requisitos más altos. El CHT obtuvo esta certificación por primera vez hace ocho años y, desde entonces, la ha renovado anualmente.
Como explica Beatriz Soria, responsable de Calidad del CHT, “la auditoría se basa en varios requisitos y se van comprobando todos los puntos y viendo el grado que tiene de cumplimiento de cada uno de ellos. A nivel de instalaciones, por ejemplo, comprueba que estén limpias, que la unión de la pared con el suelo sea curva para que no se acumule suciedad, o que las mesas de trabajo, los útiles y los equipos sean de acero inoxidable, fáciles de limpiar y sin materiales porosos que podrían retener agua, humedad y microorganismos”, afirma.
En el caso del CHT, la auditoría tiene una complejidad añadida por la cantidad de procesos diferentes que se llevan a cabo en las instalaciones: 8 en total, dependiendo de productos y formatos. “Con el troceado de brócoli hay personas que utilizan cuchillos y debe haber un registro exhaustivo por el riesgo de que un cuchillo cayera al producto”, ejemplifica Beatriz Soria. “Deben estar numerados para que, al acabar el turno, si tengo veinte cuchillos, recoja los veinte y así nos aseguramos de que ninguno se ha perdido o caído al brócoli troceado”.
Además de examinar los procesos, se realizan análisis para comprobar que no hay contaminaciones en los productos: “La IFS te exige que tengas un plan de muestreo y que trabajes con laboratorios acreditados”, explicar la responsable de Calidad del CHT. Hay también un control de pesos para que, si la etiqueta del producto indica que contiene 500 gramos, sea exacto: “Las balanzas con las que pesas tienen que estar calibradas con un control metrológico para que se vea que cumples aquello que declaras en el etiquetado”, expone.
Lo mismo ocurre con la trazabilidad: “Tienes que ser capaz de rastrear un producto desde la entrada al centro, saber de dónde viene y a dónde va. Si hubiera un lote defectuoso, tendríamos que saber trazar en ambas direcciones. En la auditoría eligen un producto al azar de una lista que les presentas y tienes que dar detalles de la trazabilidad completa en un plazo de 4 horas”, explica Beatriz Soria.
Para garantizar el nivel de exigencia, IFS cambia cada tres años a la persona encargada de la auditoría de una empresa y, además, desde hace unos años, una de las tres inspecciones de un ciclo trienal es no anunciada. Estas circunstancias obligan a mantener siempre en el centro unos estándares máximos de calidad y seguridad en todos los procesos.